El telefono
Historia del teléfono: inventor y evolución
Actualmente no podemos vivir sin el teléfono. Lo llevamos encima todo el tiempo, pero no siempre ha sido así. En CuriosSfera-Historia.com, te explicamos su historia, quién inventó el teléfono y cómo ha sido su evolución hasta llegar a los móviles o celulares actuales.
Origen del teléfono
El teléfono es un invento que comenzó como un juego de niños, a principios del siglo XVIII. Numerosos investigadores describieron en su día transmisores eléctricos de la voz desde planteamientos teóricos, pero sin substanciar tales hipótesis.
El primero y tal vez más importante, fue el italiano Antonio Meucci, que en 1854 inventó el telettrófoni. Meucci inventó un artefacto capaz de poder comunicar su voz desde la planta baja de una casa con el piso superior. Pero al ser pobre, no tenía el dinero suficiente para poder patentarlo. Este hecho lo aprovecharon más adelante otros inventores que utilizaron el principio de funcionamiento de este mecanismo, como veremos a continuación.
Durante muchos años existió (y todavía hoy se discute) una gran disputa legal para decidir quién había sido el verdadero inventor del teléfono.
A los pocos años, en 1863, el alemán Johann Philipp Reis, utilizó incluso el término telephon para aludir a una membrana vibradora que se abría y cerraba mediante un circuito eléctrico y reproducía sonidos musicales. Pero Reis nunca se tomó aquello en serio y jamás pasó de considerarlo un simple juguete.
Quién inventó el teléfono
El inventor del teléfono es Alexander Graham Bell en 1876. Fue un científico británico que patentó el invento del teléfono el 14 de enero de 1876, en Nueva York (Estados Unidos de América).
No si gran controversia, ya que ese día dos hombres, Graham Bell y Elias Gray, se presentaron en la Oficina de Patentes de Nueva York para registrar un inaudito e insólito invento: el teléfono bajo la patente número US178399A.
Pero Bell, llegó a las doce del mediodía y Gray dos horas después. Esa diferencia consagró al joven escocés, Bell, como padre del teléfono, el invento más importante de su tiempo.
Este invento utilizaba la electricidad para hablar a distancia, e iniciar una red telefónica. El hecho de marcar unos cuantos números, puede poner en contacto verbal a personas muy alejadas físicamente. Bell y Gray pleitearon durante diez años, pero al final el veredicto favoreció a Bell, que en poco tiempo se hizo millonario gracias a este revolucionario y novedoso invento.
No obstante lo dicho, hay que reconocer al alemán Philipp Reis haber llevado a cabo en 1863 transmisiones de sonidos a distancia por un procedimiento similar al de Bell. Reis moriría pobre y abandonado años después de que Bell patentara el formidable invento.
Bell, era hijo de una mujer sorda y de un especialista en la recuperación de estos enfermos, y toda su vida había mostrado interés en la acústica. Por lo que resulta llamativo, que alguien especializado en enseñar a hablar a los sordos inventara un aparato en el que el oído es fundamental.
Es cierto, que también trabajaba en la búsqueda de un sistema telegráfico capaz de transmitir varios mensajes a la vez. Fue en Estados Unidos donde su afición a la telegrafía le llevó al descubrimiento del teléfono de forma casual.
Una tarde, su ayudante Thomas Augustus Watson tuvo un pequeño accidente mientras manipulaba un aparato telegráfico que trataba de perfeccionar. Tal día como hoy, un 2 de junio de 1875; Watson hizo un movimiento en falso y al contactar mal un tornillo transformó en corriente continua lo que debía haber sido corriente alterna. Al otro extremo del hilo y en una habitación distinta, Bell pudo oír todo aquel ruido.
Sin embargo, aún tardó cerca de un año en sacar partido de tan prometedor accidente. Bell patentó el invento del teléfono antes de que realmente lo hubiera podido comprobar él mismo.
Bell, presentó su invento en la exposición celebrada en Filadelfia con motivo del primer centenario de la Independencia de Estados Unidos, donde se convirtió en una gran atracción.
Estaba invitado el emperador del Brasil, Pedro II, a quien pusieron en la mano el aparato de Bell; el emperador lo examinaba atentamente, y cuando comprobó que salían voces de él, lo soltó alarmado y exclamó desconcertado: “¡Pero esto habla!”.
Evolución del teléfono
En menos de veinticinco años una de cada cincuenta personas tenía ya teléfono en Estados Unidos. No había cumplido todavía treinta años Bell cuando ya contaba con una inmensa fortuna.
La primera central telefónica se instaló en New Haven, en el estado norteamericano de Connecticut, en enero de 1878. Tenía veintiún abonados, entre ellos el novelista Mark Twain.
Cuando la persona origen de la llamada descolgaba su receptor se activaba en la centralita un conmutador eléctrico que avisaba a la operadora, y ésta movía una palanca preguntaba al abonado con quién quería hablar.
Por entonces sólo existían ocho líneas telefónicas individuales compartidas por varios abonados. La telefonista tenía que ir siguiendo la conversación de vez en cuando porque no había forma de saber cuándo había terminado la conversación entre abonados.
Las centrales telefónicas automáticas, las llamadas sin operadora ni demora, fueron ideadas en 1889 por un empresario de pompas fúnebres de Kansas City, Almon S. Strowger. Y su origen es de lo más curioso.
Éste, intrigado porque todos los pedidos de servicios mortuorios iban a la competencia, descubrió que la esposa de su competidor era la telefonista local. Desviaba los pedidos hacia el teléfono de su marido. Ella era la primera en enterarse de los chismes, bulos y noticias que circulaban por la ciudad, incluidos los fallecimientos de toda la localidad.
Strowger, pensó que era necesario eliminar a la operadora, cosa que fue posible tras conseguir que al descolgar el aparato no saliera la voz de ésta preguntando con quién quería comunicar, sino que ello se hiciera de manera automática, es decir, el abonado podía marcar el número de otro abonado oprimiendo una combinación de tres botones.
El disco rotatorio fue diseñado poco después dando como resultado el primer teléfono de disco. Estas centrales automáticas no fueron adoptadas por Bell hasta 1919. En 1884 la compañía Bell posibilitó las llamadas a larga distancia creando una línea entre Boston y Nueva York.
Cuatrocientos ochenta y cinco kilómetros enlazados por diez mil postes telefónicos y una gran cantidad de hilo de cobre, sustituyendo al de hierro.
El theatrophoneo “teatrófono” fue de hecho un rudimentario prototeléfono de éxito utilizado para escuchar ópera cómica en los locales de los alrededores de teatros importantes de Nueva York, Boston y Filadelfia, así como música, noticias, discursos y recitaciones instrumentales. Se exportó luego a París donde el invento también tuvo gran acogida.
El theatrophone ponía en comunicación a los teatros principales y otros lugares de la diversión, en una época en que el invento del teléfono era visto como una excentricidad, como algo acerca de cuyo interés la gente se preguntaba: ¿a quién podría interesar hablar con alguien que no estuviera presente?. Era mucho más interesante poder escuchar la música.
El uso del teatrófono habituó a la gente a recibir información a distancia, sirviendo además para algo muy importante: se aprovecharon las líneas ya instaladas de los teatrófonos para las primeras líneas de teléfono. Este invento fue totalmente desbancado por la invención de la radio.
Desde entonces hasta hoy han sido legión el número de innovaciones y mejoras habido en el mundo de la telefonía. Entre otras la del teléfono público por monedas, inventado en 1889 por el norteamericano William Gray.
El primer aparato público estuvo a disposición de la gente en un banco de la ciudad de Hartford, estado de Connecticut. Su inventor, asociado con otros, creó en 1891 los teléfonos de monedas en una cadena de grandes almacenes.
Luego vendría el teléfono portátil, teléfono móvil o celular, el de bolsillo, el teléfono de mando vocal e incluso el teléfono para sordos, pequeño aparato que se incorpora al teléfono y posibilita la reproducción de los mensajes en una pantalla de cristal líquido.
Historia del teléfono móvil o celular
Finalmente aparece el primer teléfono móvil o celular, el Motorola DynaTAC 8000x, en el año 1983. Hasta llegar a los actuales Smartphones que tienen conexión a Internet y son prácticamente una pequeña computadora.
El año 1998 marca un hito importante en el desarrollo de la telefonía móvil: el sistema digital GSM (conocido como “la segunda generación”) se consolida de forma definitiva al alcanzar la cifra mítica de 300 millones de usuarios.
La idea de la telefonía móvil surgió en la empresa AT&T en 1953, aunque hasta finales de la década de los setenta no aparecieron los sistemas de telefonía móvil celular, de peso y tamaño reducidos y, por tanto, realmente operativos.
Estos sistemas eran experimentales y no funcionaban comercialmente, aunque algunos de ellos, con pequeñas modificaciones, han llegado hasta nuestros días.
Sistemas celulares
El objetivo de la telefonía móvil es ofrecer a los usuarios un sistema de comunicación y acceso a la información independientemente del lugar en que se encuentren.
Muchas veces hemos oído el término “celular”, y tal vez hayamos pensado que se refiere a algo vivo. Sin embargo, lo que esta palabra significa es que el área total de cobertura (un país, un continente), al igual que un ser vivo, se divide en partes más pequeñas llamadas “células”.
Cada una de estas células dispone de su propia antena, denominada «estación base», y su propio conjunto de frecuencias. ¿Y cuál es el motivo de complicar tanto el sistema? Sería mucho más sencillo instalar una sola antena para todo el territorio y con todas las frecuencias.
De hecho, los primeros sistemas móviles funcionaban así, pero las frecuencias son limitadas, y además hay que compartirlas con los demás servicios de ondas radioeléctricas como la televisión y la radio, entre otros.
El mayor problema al que se enfrentaron los ingenieros, fue el de conseguir el máximo número de canales de comunicación con las frecuencias disponibles.
El modo de poder trabajar con más canales consistió en aprovechar las mismas frecuencias, dividiendo en células independientes el territorio de cobertura. De manera que dos células adyacentes no usaran las mismas frecuencias de transmisión, mientras que dos células separadas podían utilizar las mismas frecuencias siempre que existiese suficiente distancia entre ambas.
De este modo podía haber vanos usuarios hablando por la misma frecuencia si se encontraban en células no adyacentes.
Principales sistemas analógicos
Los primeros sistemas que alcanzaron un desarrollo comercial significativo, aparecieron en la década de los ochenta. En Europa fueron los sistemas Nordic Mobile Telephones (NMT), desarrollados por Nokia y Ericsson, y en Estados Unidos, el American Mobile Phone System (AMPS).
Sin embargo, su coste inicial era muy elevado, y sólo en los países nórdicos alcanzaron una significativa integración en la sociedad, a pesar de que los terminales utilizados para el NMT eran excesivamente voluminosos, del tamaño de una maleta.
La banda máxima de utilización de estos sistemas era la de 900 MHz. Su principal problema era que, al ser transmitida la voz directamente al teléfono, cualquier persona que dispusiera de un buen receptor de radio podía escuchar la conversación. Funcionaban de forma parecida a un walkie-talkie, por lo que resultaba sencillo realizar “escuchas”.
Sistemas digitales: el GSM
Con el uso generalizado del teléfono móvil se hicieron necesarias una mayor calidad de sonido, una mayor seguridad contra las escuchas y una mayor capacidad de las redes.
Se pensó entonces en la posibilidad de un nuevo sistema normalizado de comunicaciones móviles que sustituyera a los sistemas analógicos, permitiera el uso de los mismos teléfonos en toda Europa y, con ello, se redujeran los precios, para ampliar el mercado.
El resultado fue el Global System for Mobile Communications (GSM) Este tipo de telefonía empleaba una señal digital, es decir, la voz era convertida en una sucesión de unos ceros antes de ser emitida.
El funcionamiento de un teléfono GSM es similar al que se utilizaba en los discos compactos (CD). Imaginemos por un momento que nuestra voz, en vez de crear ondas en el aire, lo hace en el agua.
La forma de convertir esto en información digital consistiría en medir, cada cierto tiempo (periodo), la altura de las olas, con lo que sólo transmitiríamos la altura de dichas olas y no la ola completa. Es lo que se llama un «muestreo”.
Esta señal en formato digital está protegida con técnicas de encriptación (es decir, puesta en clave). Por ello, cuando nos acercamos a un aparato de radio o a una pletina de casete con un teléfono, no escuchamos más que una sucesión de chirridos electrónicos.
Por si esto fuera poco, al convenir nuestra voz en números, resulta muy fácil añadir un determinado número de cifras de control que, con una sencilla operación matemática, permiten saber si se ha recibido correctamente la señal, qué número de teléfono está llamando y otras funciones.
Además, los sistemas digitales permiten enviar y recibir mensajes cortos y cadenas de datos, de manera que el teléfono puede funcionar como un módem, realizar conexiones a Internet (WAP: Wireíess Ayyli- Cíilíou Proíoiol), enviar y recibir faxes y otras funciones.
El GSM utiliza, además, un sistema de división de frecuencias que permite asignar una frecuencia para hablar y otra para escuchar (a la vez), con una sola antena.
Teléfonos vía satélite
Los únicos sistemas capaces de permitimos hablar por teléfono desde el lugar más recóndito del planeta son los sistemas de telefonía por satélite. Estos funcionan de manera similar a los convencionales, con la salvedad de que utilizan un satélite geoestacionario como estación base.
Pero esto implica un problema importante, ya que de este modo se necesita mucha más potencia para que la señal del teléfono móvil llegue al satélite. Motivo por el cual los teléfonos y las antenas tienen que ser mucho más grandes.
Aunque parezca un contrasentido, estos sistemas capaces de darnos cobertura en medio del desierto de Gobi, la pierden tan pronto como nos ponemos bajo techo. La señal debe dirigirse directamente al satélite, y cualquier obstáculo puede impedirlo.
Radiografía de una llamada
Tras conectar el teléfono móvil e introducir el código de identificación (PIN), el teléfono comprueba en nuestra tarjeta SIM la red en la que debe registrarse. Si hay cobertura, sintonizará con uno de los canales de control para comunicarnos con la estación base. Ésta enviará nuestra información a un centro de conmutación para que sea verificada y, si todo ha ido bien, aparecerá el nombre de nuestro operador en la pantalla.
En ese momento queda registrada la célula en la que nos encontramos, para nuestra localización posterior Esto no impide que podamos cambiar de célula, y ello incluso en el transcurso de una llamada.
Si somos nosotros los que deseamos realizar una llamada, el proceso es inverso, y será nuestro teléfono el que pida a la estación base que le asigne un canal.
Historia del teléfono en España
España fue una de las primeras naciones en beneficiarse del teléfono. Fue en Barcelona donde se efectuó la primera comunicación telefónica el 16 de diciembre de 1877. Fue una conversación por un circuito tendido desde Montjuich y la Ciudadela.
A Madrid llegó un año después, provocando este hecho una huelga de cocheros. Pensaron que el invento amenazaba su negocio, porque creían que sus clientes habituales, al poder comunicarse desde sus casas, no saldrían a la calle. El alcalde de la villa tuvo que calmarlos. Todo se olvidó al poco tiempo, pese a salir la noticia en varios periódicos.
En Madrid el primer locutorio público estuvo en la Carrera de San Jerónimo, instalado en 1890 por la compañía Continental Exprés.
Aunque el número de abonados era escaso la idea dio dinero a su impulsor. La gente se acercaba al local para hablar por teléfono. No les importaba hacerlo con desconocidos con tal de poder decir que habían hablado por teléfono. Hacían colas interminables para darse ese capricho.
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